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viernes, 21 de diciembre de 2018

La adaptación ante la adversidad



Cine de Gestión: Perdidos en París
Director: Dominique Abel, Fiona Gordon. Nacionalidad: Francia, 2016. Género: Comedia.
/Good Films

Esta disparatada aventura es un ejemplo de supervivencia cuando el entorno está en contra.

"Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio". La frase de Darwin que resume su teoría de la evolución refleja muy bien el espíritu de Perdidos en París, una película francesa parca en diálogos que la crítica ha calificado de comedia física por la plasticidad de unos protagonistas que parecen sacados de las creaciones de Charles Chaplin y Jacques Tati. Esta cinta cuenta la aventura de Fiona -Fiona Gordon-, una bibliotecaria de Canadá que acude a París en busca de su tía Martha -Emmanuel Riva-, una anciana de 88 años amenazada con ser internada en una residencia.

La llegada de esta joven a la Ciudad de la Luz no puede ser más accidentada. Perder su equipaje es el principio de una secuencia de sucesos en los que tropieza con gente de todo tipo y condición que convierten la búsqueda de su tía en un disparatado episodio repleto de coincidencias sin pies ni cabeza. Pese a todo, Fiona no ceja en su empeño: encontrar a Martha es el objetivo que le ha llevado a recorrer medio mundo y nada ni nadie le impedirá conseguirlo. Cada suceso, cada encuentro, cada coincidencia, cada persona que se cruza en su camino lejos de ser un obstáculo es la excusa para seguir avanzando. Dom -Dominique Abel-, un sin techo sin más pretensión que vivir el día tal y como se presenta, es el aliado inesperado, un compañero de viaje itinerante que hace de guía y de elemento distorsionante en una aventura que de puro absurda, está cargada de sentido.

Esta pareja navega sin rumbo igual que Martha. Pero a diferencia de esta última, ambos tienen un objetivo común. Además, mientras que la anciana se deja llevar, el dúo protagonista demuestra que las adversidades, pese a ser inexplicables son superables porque, simplemente forman parte de la vida.

Las calamidades y los contratiempos también son un elemento más de la carrera profesional. Y, como Fiona y Dom, sólo aquellos que logran adaptarse a cualquier entorno y convertir cada revés en una oportunidad, consiguen avanzar. Al igual que ellos, algunos profesionales tienen un objetivo y tratan de superar las fatalidades como parte del camino para llegar a la meta. Los jefes, los compañeros de trabajo, el entorno laboral y la situación económica son los elementos que participan en el desarrollo profesional y personal. Controlarlos es imposible, por eso gestionarlos es la herramienta más potente y lo que hace único a cada empleado. Fiona trata de resolver cada suceso lo mejor que puede, y suelta lastre cuando su integridad física está en juego -se cae un par de veces al Sena-.

Dom participa en este juego, a veces como espectador y otras como parte, y es el alter ego que la canadiense necesita para mantenerse a flote allí donde su actitud no se lo permite. Esa relación los hace invencibles ante la adversidad. Y es que, a veces, las pequeñas desdichas son también el mejor camino hacia la felicidad personal y profesional. Perdidos en París se estrena en cines el 21 de diciembre.

Montse Mateos
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